La novela está ambientada en dos épocas, presente y pasado, que se van intercalando y que logra mezclar la ficción con datos históricos a la perfección.
En Jerusalén 70 años d.C. las legiones romanas conquistan la ciudad y destruyen el Templo de Salomón. Pero antes, Abraham y su familia logran abandonarla para dirigirse a Masada, el último bastión judío. Tienen que cumplir la misión que les ha sido encomendada: la protección del tesoro que se esconde en el Templo.
En el presente, Mar Alonso, profesora de Arqueología de la Universidad de Madrid, ha sido invitada al yacimiento de Masada. La arqueóloga tiene una teoría relacionada con un antiguo tesoro que pertenecía a los hebreos. Ella piensa que ese tesoro fue trasladado al palacio herodiano de Masada antes de que los romanos destruyeran el Templo de Jerusalén.
En ese país, desconocido para ella, se encontrará con que no es la única que cree en esa hipótesis. Alguien más va a la búsqueda de ese hallazgo y no tendrá escrúpulos para conseguirlo primero.