En 1989,
Ken Follet publicaba su
novela histórica más conocida,
Los pilares de la tierra, ambientada en la ciudad de Kingsbridge, en el condado de Devon (Inglaterra) en el siglo XII. Cuenta la historia de Jack Builder, que acaba construyendo la catedral del lugar, primera de estilo gótico del país.
En 2007, traslada la historia al siglo XIV en la novela Un mundo sin fin que es la continuación de la que será su trilogía. Y en 2017 se va hasta el siglo XV en Una columna de fuego.
Ahora ha publicado una cuarta novela, Las tinieblas y el alba precuela que transcurre a finales del siglo X y principios del XI.
Yo ya había leído las dos primeras novelas pero tenía pendiente la lectura de la tercera. Ahora que ha publicado la precuela he decidido leer esta primero para ver como era Kingsbridge antes de convertirse en una ciudad próspera.
La novela comienza en el año 997 d.c. y nos cuenta la historia de Edgar, el hijo de un constructor de barcos del pueblo costero de Combe. Una noche aparecen los vikingos y saquean el lugar provocando una oleada de destrucción y muerte en la que la la familia pierde su negocio, que es incendiado, y al patriarca que es asesinado. Edgar se ve obligado a mudarse, con su madre y sus dos hermanos, a Dreng' Ferry donde les han ofrecido una pequeña granja con la que, si son capaces de sacar adelante, podrán comer. En su nuevo hogar Edgar trabajará como barquero y desarrollará su talento como constructor. Encontrará enemigos como el obispo Wynstan pero también aliados como el religioso Aldred e incluso al que será el amor de su vida, Lady Ragna.
Como siempre la recreación de la época es muy acertada, al igual que en los dos volúmenes que ya había leído. La intriga es constante y logra que sientas apego y odio hacía los personajes. Se parece demasiado a las otras dos novelas, especialmente a
Los pilares de la tierra, por lo que el final es bastante predecible. Aún así se disfruta de principio a fin, sin partes tediosas y una lectura amena y con buen ritmo. Recomendable.
