los que la amaron
han rescatado una rosa.
Y con ella,
sin palabras,
han dibujado sobre el recuerdo
la imagen transparente de un sentimiento.
Es la rosa,
sin principio ni fin, del amor.
Nunca tan poco fue tanto.
Nunca, un suspiro,
fue tan desgarrador grito.
El último beso,
mitad lágrima, mitad rosa,
está cayendo sobre un nombre que fue amor:
mamá.
J. J. BENÍTEZ
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